Píldora del día después: a otro perro con ese hueso.

En viaje a la 8va región pude comenzar a apreciar distintas posturas acerca de la decisión del TC en cuanto a prohibir la distribución en establecimientos públicos de la famosa píldora del día después (PDD). Me gustaría compartir con ustedes algunos puntos que a mi parecer no se han expuesto o al menos no los he visto sobre la mesa. Debo declarar primero que provengo de un hogar católico, en donde por herencia debí realizar ciertas prácticas, las que años después llegué a entender, pero que de alguna forma influyeron en mi crecimiento moral. Ideas como el bien común, no hacer al prójimo lo que no quieres que te hagan a tí y otras cosas por el estilo, considero que han servido de base en ese sentido.

Creciendo pude ver que no todo es tan blanco como parece, o como lo hacían parecer. Los típicos cuestionamientos de adolescencia y luego de juventud, me han hecho tomar distancia de la Iglesia como institución pero si me han acercado a la espiritualidad sin intermediario. No entraré en mayores detalles, ya que como dice un amigo mío “la divinidad es un asunto muy complejo” y no es el objetivo de este post.

Mi país se jactó primero de una transición a la democracia. Luego llegó incluso a la osadía de promover gobiernos ciudadanos, algo como la democracia en el idealismo máximo. No se como puede ser posible algo definido de ese modo sin tener plebiscitos o medios participativos efectivos. En fin, este blog supongo que tendrá que ser mi voto constante, en este caso, para mostrarles los siguientes puntos.

– La familia o la pareja tiene derecho a tomar medidas de planificación familiar.
No estamos en tiempos de tener 12 a 20 hijos. Además de existir televisión y otros distractores que antes no existían, la posibilidad de hacerse cargo de una tribu de tales magnitudes es francamente una irresponsabilidad si no se cuenta con una plataforma económica que lo aguante. Por ello, si se quiere 1, 2 o 3 niños, que así sea. ¿Ninguno? bueno, es su opción no tener niños también. El gobierno, el estado, las iglesias u otros no pueden intervenir en dicha opción. Por cierto, si el gobierno, el estado o las iglesias se ponen mes a mes con todo lo que significa mantener una cantidad tal de niños, sería distinto el caso. Tampoco deberían meterse en esa decisión, pero al menos tendría algo de responsabilidad el hacer pedidos de esta especie.

– El TC debe acotar su proceder a lo que la carta fundamental señala.
Muchos discuten que la píldora es abortiva. Para ser claros, la constitución no prohíbe realmente el aborto. La reglamentación sanitaria es la que lo hace, pero convenientemente se ha llegado a tal instancia ya que las decisiones que allí se toman son inapelables ¿Que tal?.

– El libre albedrío es aplicable a todos los habitantes.
Entiendo que existan quienes no deseen que estos medicamentos estén al alcance de sus mujeres cercanas, pero por ello no debe eliminarse la opción de que toda la población deba aceptar dicha disposición arbitraria y particular. Acepto que personas con ideas similares se reúnan para fomentar una visión ética particular en sus círculos de acción -OpusDei entre otros- pero de ahí a imponer a todo un país medidas legales en desmedro de quienes tienen menos recursos, es aberrante.

– Yo si puedo, usted, pobretón, no puede.
Las esposas o hijas de quienes están en contra de la píldora, podrán adquirirla sin problemas. En caso de un “accidente” podrán dirigirse a cualquiera de las farmacias que la provean y comprarla. Si, puede que sea un poco caro, pero el dinero no será problema. Inclusive podríamos enviarlas a otro país, a Francia, como antes por ejemplo, para que no se note…

– Fomento del crecimiento de la población en segmentos de menores recursos.
Históricamente hay un descenso en los nacimientos y la población sigue envejeciendo en Chile. No me cabe la menor duda que en más de algún círculo se ha previsto esta situación como un problema. “¿quién será el jardinero?¿quién recogerá mi basura? dejemos que se reproduzcan los pobres como lo hacían antaño”. Si la niña de la pobla comete un error -por los motivos que sea- no podrá remediarlo como lo podrá hacer la niña del condominio. La niña -obviamente calificada como tonta- tendrá que apechugar con todo lo que implica: desde dejar estudios hasta aguantar el desprecio de muchos e incluso la evasión de responsabilidad del padre del que está por nacer.

– El colgador hará su triunfal reaparición.
En vista de no estar legalizado el aborto, las clínicas u hospitales no pueden llevarlo a cabo. Aparece por un asunto de demanda, la clínica amateur del barrio en donde la higiene, esterilización de equipamiento y salubridad mínima está tan lejos como la capacidad de visión de quienes toman las decisiones por nosotros basado en una falsa fe.

– Educación Sexual, el perreo es menos inmoral.
Como olvidar aquel cardenal cuando aparecía diciendo que la lambada era inmoral. Como olvidar aquellas voces que lograron que el globo sonda de las Jocas cayera estrepitosamente. Pues bien, si no han visto televisión o ido a una disco, les informo que probablemente “los niños” estén teniendo acceso a la información a menor edad que antes. Quien plantee esperar hasta el matrimonio problablemente deberá asumir el costo de la anacronía. Recuerdo que en aquel momento, uno de los argumentos era que las Jocas abrían los ojos de los jóvenes puros y castos, lo que ya era una falsedad.

Si desde el hogar, luego desde la escuela, no existe la toma de aquella responsabilidad, esperemos un aumento en las estadísticas de natalidad y, por cierto, las estadísticas de aborto. Si la Iglesia trae curas reggaetoneros, que se haga cargo también.

– Pro muerte
Al igual que los libritos con la publicidad del “SI” hace algunos años, se intenta caricaturizar a todo aquel que defienda la opción de distribución de la píldora, como un asesino desalmado. Se intenta tomar el problema como un asunto moral y no como un asunto de salud pública. Quizá por mi formación vea como “ilógico” el no tomar una medida para controlar embarazos no deseados con una perspectiva terrenal. Pero parece que el intentar confundir temas terrenos con temas celestiales es la táctica. Mal que mal, la vida eterna es algo con lo que no se juega…


– El cartel farmacéutico no lo hace mal

Sospechosamente, en el último tiempo el costo de las píldoras anticonceptivas ha tenido un aumento progresivo. ¿Que será?, será que al igual que los combustibles, el cartel farmacéutico vio una necesidad constante en un producto de alta demanda?.

– El TC no defiende la vida ni a la Constitución.

He visto mujeres tomando alcohol en forma desmedida y he visto a un Tribunal Consitucional en silencio.
He visto mujeres fumando y he visto a un Tribunal Constitucional en silencio.
El Tribunal Constitucional debiese reconocer de una vez por todas que interpretó a su antojo la Carta Fundamental. La mujer si es persona, y tal como lo asegura la Constitución, “El derecho a la vida y a la integridad física y psíquica de la persona”. Pues bien, ¿que hace el TC en contra de las Tabacaleras y las Bebidas Alcohólicas? ¿Qué hace el TC cuando trabajadores reciben a diario amedrentamientos en vista de no tener una mejor opción laboral, dañando con ello la integridad física de aquel Chileno o Chilena ya nacidos?.

A otro perro con ese hueso. Esto nunca se ha tratado de la lucha por la vida de la madre ni de la vida de quienes están por nacer. Simplemente esto nos muestra como la división de Iglesia-Estado nunca ha existido totalmente, independiente de los millones por medio y los privilegios pagados para lograrla.

Quizá las madres de los mismos supraelectores constitucionales podrían haber usado la pastilla y no existiría esta discusión.

Michelle, tu sabes lo que te dije en la Escuela España. Puedo cambiar de parecer. Si no implementas rápido una forma de ejercer efectivamente aquella ciudadanía del “gobierno ciudadano”, simplemente declararé esto como una gran mentira que quiso ser y no fue, o lo que es peor, que ni siquiera quiso ser.

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